AUGURA CRÉDITOS MÁS BARATOS Y LA VUELTA DEL TIPO FIJO PARA CAPTAR MÁS COMPRADORES.

Las hipotecas acumulan un año a la baja y, sin embargo, en el sector inmobiliario se respira optimismo. Sus buenos augurios se sostienen sobre dos premisas: la primera, que las subidas de tipos durante 2023 provocaron que muchos potenciales compradores pusieran a hibernar su deseo de adquirir una vivienda, por lo que hay una demanda embalsada que saldrá en los próximos meses. La segunda, que los bancos necesitan conceder créditos para mantener sus resultados, por lo que librarán una guerra hipotecaria más aguda, incluso, de la que llevan protagonizando en los últimos trimestres.

En el sector inmobiliario confían en esa batalla para prorrogar la última edad dorada que comenzó con la pandemia de coronavirus, entre otras cosas, porque los propios bancos necesitan reactivar esta parte de su negocio. La concesión de préstamos para vivienda se convirtió en el talón de Aquiles de las grandes entidades españolas en el año de sus beneficios récord. Las sucesivas subidas de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE) provocaron la contracción de la demanda y el endurecimiento de las condiciones, lo que impactó directamente en su negocio.

Ahora que el cambio de política monetaria se presume más cerca, el ladrillo confía en que las entidades optimicen sus propuestas para conseguir captar al mayor número de compradores posibles. De hecho, ya empiezan a ver señales a las que aferrarse. La más reciente, el número de hipotecas firmadas el pasado mes de enero, 33.128, que suponen un 10,3% menos que hace un año pero un 32,9% más que en diciembre, según las cifras publicadas ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

FUENTE: EL MUNDO